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La historia comienza con el encuentro de un callao, que aparecen de forma misteriosa, entre los escombros propiciados por el derrumbamiento de una de las paredes del antiguo edificio.

Este encuentro fortuito y singular, dota de alma al proyecto, no solo aportando el nombre a la marca, sino también gestando una filosofía de la espontaneidad. Creando un concepto desde la inercia, proporcionando así una idea fresca.

Aplicando este concepto metodológico al Diseño Gráfico,  se procede con la creación del logo. el primer impulso al componer la tipografía, fue la detección de que las letras “LL” forman el contorno estructural del edificio. Lo cual nos conduce de forma inmediata, a la extracción de estas letras, para formar la simbología de la marca.

Al fin y al cabo el eje del proyecto es lo espotáneo, las ideas inesperadas que albergan nuestra mente y no siempre somos capaces de poner en marcha; Y a su vez la extracción visual como instrumento del descubrimiento de significados.